viernes, 11 de mayo de 2012

LAS SEMILLAS DEL REY


En un país lejano, el rey convocó a todos los jóvenes a una audiencia privada con él, en ella les daría un importante mensaje. Muchos jóvenes asistieron y el rey les dijo: - Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros, al cabo de seis meses deberéis traerme en una maceta la planta que haya crecido y quien de vosotros traiga la planta más bella ganará la mano de mi hija  y también mi reino. Así se hizo y los jóvenes se marcharon a sus casas cada uno con su semilla y las plantaron ilusionados. -+Pasaron las semanas y los muchachos del reino no paraban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas mientras había un joven que también plantó su semilla y ésta no germinaba. Pasaron los seis meses y todos los muchachos desfilaron hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas.  El joven estaba demasiado triste pues a pesar de sus esfuerzos y cuidados su semilla nunca germinó. Ni siquiera quería ir al palacio, pero su madre insistió en que debía ir, pues era un participante más y también debía estar allí. El chico con la cabeza baja y muy avergonzado desfiló el último hacia el palacio, con su maceta vacía. Todos los demás muchachos hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo irrumpieron en risas y burlas. Pero en ese momento el alboroto fue interrumpido por la llegada del Rey y todos hicieron sus reverencias mientras el rey se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas. Finalizada la inspección, hizo llamar a su hija, y llamó de entre todos al joven que llevó su maceta vacía. Atónitos, todos esperaban la explicación de aquella acción. El rey dijo entonces: -Este es el nuevo heredero del trono y se casará con mi hija, pues a todos vosotros se os dio una semilla infértil,  y todos habéis tratado de engañarme plantando otras plantas en vuestras macetas; pero este joven no, él tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, leal y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que mi hija merece.

Y Colorín Colorado, este cuento se ha acabado.
Que sueñes bonito mi vida. 

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